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El principal objetivo de un Centro de Día es mejorar la calidad de vida de las personas mayores y de sus familias, proporcionando una atención especializada, integral y personalizada.

Se trata de un espacio con instalaciones adecuadas para poder realizar diversas actividades terapéuticas y propocionar los cuidados que necesita una persona mayor, de la mano de un equipo de profesionales especializados.

Entre las múltiples ventajas de los centros de día destacamos:

La persona usuaria se mantiene en su domicilio, lo que le permite continuar en contacto diario con su entorno familiar y social, lo que repercutirá directamente en su estado anímico.

Las valoraciones, los cuidados y las terapias están realizadas por especialistas:
un completo equipo de profesionales se encarga de la atención física, cognitiva, social y afectiva.

Realización de múltiples terapias  no farmacológicas adaptadas a las necesidades de cada persona, con objetivos de prevención o de recuperación. Estas terapias favorecen la autonomía y el desarrollo de tareas cotidianas.

Potencian sus capacidades sociales al estar en contacto con personas de características similares, evitando así la soledad no deseada, un mal de nuestra sociedad actual que favorece un mayor deterioro cognitivo y físico.

Evitan la sobrecarga del cuidador, que podría derivar en lo que llamamos «Síndrome del cuidador quemado», caracterizado por una importante afectación física y psicológica de quienes tienen a su cargo una persona mayor dependiente.

Si tenemos en cuenta las instalaciones, la variedad de servicios ofertados y el equipo de profesionales que atienden cada día a los/las usuarios/as, es uno de los recursos de atención a mayores que resulta más económico.

En definitiva, los centros de día constituyen un recurso de calidad para nuestros mayores, combinando la atención profesional con la vida familiar.