LA ANIMACIÓN SOCIOCULTURAL EN LA ADAPTACIÓN A UN CENTRO DE DÍA
Hace un tiempo os hablamos de la Animación Sociocultural como un pilar fundamental en la intervención no farmacológica dirigida a las personas mayores en situación de dependencia, tanto física como cognitiva; y sobre su relevancia a la hora de mejorar su calidad de vida y la de sus cuidadores/as.
Hoy profundizaremos en sus beneficios e importancia para facilitar la adaptación de las personas a las dinámicas de un centro de día. Aunque su papel es fundamental en cualquier tipo de institución de atención a personas en situación de dependencia, como las residencias de mayores, es cierto que las características de un centro de día favorecen un contacto mucho más directo, cercano y constante con sus usuarios/as; principalmente porque se trabaja con grupos más reducidos y en un entorno más familiar.
La aparición de una enfermedad que deriva en una situación de dependencia siempre conlleva una serie de problemas asociados, tanto para la persona afectada como para sus seres queridos; siendo sin duda la pérdida de autonomía personal el de mayor calado, puesto que de él se pueden derivar otras muchas complicaciones que cambiarán radicalmente la forma de vivir de la persona y su entorno.
La autonomía personal engloba la posibilidad de las personas de realizar todo tipo de actividades de la vida cotidiana, así como su capacidad en la toma de decisiones en todo aquello que les afecta. Se trata pues del eje de nuestras vidas y conecta directamente con nuestra identidad individual y social; y de manera muy especial, con la valoración que realizamos de nosotros mismos: Nuestro autoconcepto.
La dependencia, tanto física como cognitiva, transforma completamente nuestro mundo, porque muchas de las actividades que hasta el momento podíamos desarrollar sin dificultad requieren del apoyo de una o varias personas que las acompañen. Cabe señalar entonces, entre otros conflictos que pueden surgir, la pérdida de intimidad, la imposibilidad de realizar actividades que eran significativas para nosotros, la incapacidad en la toma de decisiones, la sensación de ser una carga para los seres queridos, etc.
Es de vital importancia entonces, salvar, en la medida de lo posible, todos estos obstáculos atendiendo al tipo de dependencia y a las necesidades específicas que conlleva: Por ejemplo, en el caso de una dependencia física, se debe valorar las posibilidades de intervención que puedan reconducir la situación de la persona para que lleve de nuevo una vida lo más parecida a la que tenía anteriormente.
¿Y cuando la situación de dependencia limita la interacción de la persona con su entorno, con la sociedad?
Bien por verse dañada su autoestima, bien por vergüenza, bien por incapacidad, bien por el propio duelo que requiere el asumir la dependencia, puede suceder que la vida social de la persona comience a reducirse hasta el límite de no salir apenas del domicilio, no relacionarse con más individuos que aquellos con los que convive, o en el caso de vivir sola, con las que le visitan y/o le atienden. El aislamiento es uno de los principales problemas a los que se puede enfrentar la persona en situación de dependencia, y en mayor medida si hablamos de personas mayores que ya no cuentan con determinadas responsabilidades que les obliguen a mantenerse activos y en contacto con diferentes círculos socioculturales, como puede ser el trabajo.
Como seres sociales que somos, necesitamos vivir en sociedad, relacionarnos y crear vínculos con otras personas. Necesitamos pertenecer a un grupo social, necesitamos sentirnos identificados con alguien. Nuestra identidad cobra sentido en relación con otros seres humanos. En el momento en que estas redes sociales que vamos tejiendo a lo largo de nuestra vida se rompen, se remueve algo en nuestro interior que nos conmociona y nos bloquea a nivel emocional. Puede provocar que lleguemos a perder todo tipo de motivaciones que nos mantenían vivos. De hecho, no es poco frecuente que surjan problemas de gran calado, como puede ser la depresión. Un tema que también ha abordado de un modo más específico en otro artículo nuestra psicóloga.
Un ejemplo muy claro podemos tenerlo en el confinamiento al que nos vimos sometidos/as todos/as durante la pandemia, que acarreó problemas de salud mental a muchas personas (no solo mayores), debido al aislamiento.
Y estamos hablando de hechos que afectan evidentemente de una manera muy importante a la persona en situación de dependencia, pero no podemos olvidar el dolor y el desgaste emocional y físico con el que también conviven sus seres queridos; principalmente los/as cuidadores/as habituales.
Al igual que a una persona que no puede caminar se le procura la atención médica y fisioterapéutica necesarias, buscando las ayudas técnicas para que pueda desplazarse, de uno u otro modo, es de vital importancia acompañar a las personas cuyas redes sociales se han fragmentado, facilitando que puedan tejer nuevas redes, y disfruten de nuevo de entornos en los que saberse valiosos y sentirse identificados con sus iguales. Por decirlo de un modo simbólico, se trata de abrir ventanas para dejar entrar el aire fresco cuando se han cerrado algunas puertas.
Sabiendo todo esto, ¿es recomendable recurrir a un centro especializado para tratar todo tipo de problemas asociados a una situación de dependencia? Pues la respuesta debe valorarla cada familia según sus circunstancias y necesidades, pero es fundamental pensar en que la prevención va a ser la mejor de las herramientas que tenemos a nuestro alcance para mantener una buena calidad de vida.
Entonces, ¿de qué nos ocupamos los educadores sociales en el ámbito de la animación sociocultural dirigida a personas mayores en instituciones? Principalmente de generar espacios cómodos y seguros en los que los/as participantes puedan reencontrarse consigo mismos en sociedad, compartiendo experiencias gratificantes, anécdotas, vivencias, juegos…
Las actividades que se planifican pretenden estimular la creatividad, el entrenamiento de la motricidad fina, la estimulación cognitiva, la orientación a la realidad o la comunicación verbal y no verbal; pero también sirven como pretexto para crear el ambiente participativo y distendido necesario para que las personas se expresen sin cohibiciones.
Cuando se produce el ingreso de un/a nuevo/a usuario/a, es lógico que el encontrarse en un espacio desconocido, con personas completamente ajenas, en un primer momento pueda generar cierto reparo, miedo, e incluso indignación al no entender qué ocurre y qué está haciendo allí. Son situaciones que se producen cuando la persona no ha tomado la decisión de acudir a un centro de manera autónoma.
Al principio cobra especial importancia el trato que reciba por parte de los/as profesionales del centro, así como de otras personas que acuden al mismo. Pero a continuación debe ir acompañado de una buena planificación de actividades mediante las cuales se tratará de conectar con la persona, encontrar sus motivaciones y ganarse poco a poco su confianza, aportándole seguridad y calma.
La ventaja de la animación sociocultural a la hora de facilitar la integración de los/as usuarios/as es que se sirve de contextos lúdicos para estimular sus capacidades, y el trabajo grupal en sí mismo propicia la conexión con sus iguales. Si además acompañamos las tareas propuestas de música o temas de conversación que captan el interés de los/as participantes, podremos estar entrenando las capacidades y habilidades de las personas sin que suponga un gran esfuerzo por su parte y sin causar frustración.
Gracias a nuestra experiencia hemos comprobado que este trabajo diario resulta muy significativo para nuestros/as usuarios/as, y que es posible que incluso la persona con mayor desconfianza o recelo pueda llegar a integrarse y sentir nuestro centro como un espacio seguro y propio. Lo que hay detrás es observación constante y un equipo multidisciplinar centrado en dar respuesta a las necesidades concretas de cada uno/a de ellos/as; siempre en contacto directo con sus familias.
Esperamos que esta lectura os haya servido para acercaros un poco más a nosotros/as y nuestro día a día, y os animamos a conocer el centro si aún no lo habéis hecho.